Veracruz es uno de los destinos que se caracterizan por impregnar con su singular alegría y sabor, todo tipo de celebraciones. Dentro de sus pueblos aún conservan vivas tradiciones de siglos atrás, que además de ser ricas en color, cantos, danza, música y comida, aportan valor a la herencia cultural veracruzana.
Este año las tradicionales celebraciones de la época decembrina se tornan un tanto diferentes, debido a la pandemia por la COVID-19, la realización de gran número de festivales dentro del estado se ha suspendido aplazado o modificado, pero si de algo estamos seguros, es que las tradiciones jarochas no se perderán y podrán retomarse el próximo año.
Aquí te presentamos algunas de las celebraciones decembrinas que hacen único a Veracruz.
La Rama
Con el inicio de las posadas, también comienzan las fiestas de la rama, una costumbre muy arraigada que abarca un compendio de cantos, creatividad, unión y alegría. Este ramal representa la renovación de la naturaleza y se acostumbra adornar con distintas cosas, dependiendo la región.
En algunos pueblos les ponen esferas, globos, naranjas, limas, adornos de papel y muchas otras cosas. A diferencia del árbol de Navidad, la Rama no se deja plantada en un lugar específico, sino que se realiza un recorrido, por parte de la comunidad que la elaboró para que desfile por el barrio, en compañía de amigos, familiares y vecinos y culmine el festejo con piñatas llenas de dulces.
En varios municipios se acostumbra que niños, jóvenes y adultos salgan a la calle para intercambiar su rama mientras cantan en las casas de los vecinos y ellos puedan darles un aguinaldo, que anteriormente constaba de fruta o dulces, pero actualmente también se obsequia dinero.
La Rama es un evento tan importante y popular en Veracruz como el día de muertos, los colegios e instituciones convocan a decorar su propia rama para participar en diferentes concursos.
El Viejo
En Boca del Río, el 31 de diciembre comienza la fiesta en los Portales de Veracruz, donde la música de la marimba, el folclor y las bebidas provocan un sentimiento de felicidad en todas las familias que se acercan a recordar lo que fue del año y celebrar su término.
Jarochos caracterizados de ancianos se presentan cantando con guitarras y tambores ‘Una limosna para este pobre viejo que ha dejado un hijo para el Año Nuevo’, para después danzar con los asistentes. El festejo termina temprano para que las personas regresen a su casa y cenen con su familia.
En la mayoría de hogares de Boca del Río también se acostumbra realizar una figura humana de trapo representando “al viejo”, este muñeco se sienta frente a las casas y en la medianoche del 31 de diciembre se quema para dejar ir el año que termina.
Algunas otras familias prefieren comprar una piñata con esa figura y llenarla de monedas, fruta o dulces, esto representa la prosperidad que se espera para el año siguiente.
El niño perdido
La religión católica cuenta en sus escrituras que, cuando Jesús tenía 12 años, se perdió en Jerusalén en las fiestas de la Pascua. Después de buscarlo por tres días, sus padres lo hallaron finalmente en el Templo.
Basado en esta historia, el fraile Junípero de Serra comenzó su labor de evangelización en el norte de Veracruz durante el siglo XVII. A pesar de haber pasado tanto tiempo, la tradición continúa en varios pueblos de Veracruz.
En Tuxpan se acostumbra empezar las celebraciones decembrinas, el siete de diciembre a las siete de la noche, con el sonido de un silbato que anuncia el inicio de la conmemoración.
Todas las calles apagan sus luces, pero el puerto no queda a oscuras, ya que los pobladores colocan velas y veladoras que iluminan el camino hacia el templo y representan el camino que siguió el niño Jesús cuando estaba perdido.
En los municipios de Poza Rica y Papantla, se acostumbra que los niños pequeños salgan a desfilar en compañía de sus padres rumbo a la iglesia. En las calles iluminadas se les puede ver vestidos de blanco y jalando carritos con luz, mientras sus padres portan faroles.