15 de April de 2025 New York

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Río San Rodrigo: un paraíso árido entre historia, ecología y reflexión al norte de Coahuila

Ubicado a poco menos de una hora de Piedras Negras, Coahuila, el Río San Rodrigo no es un destino turístico convencional, pero sí un espacio profundamente significativo para quienes desean alejarse de lo común y adentrarse en un paisaje marcado por la historia, la ecología y la resiliencia de sus comunidades.

Un río con memoria

El San Rodrigo nace en Zaragoza y fluye más de 150 kilómetros hasta desembocar en el Río Bravo, justo en la frontera con Eagle Pass, Texas. Este afluente no solo forma parte del sistema hidrológico fronterizo, sino también de la historia nacional: en 1821 fue ruta del Ejército Trigarante en su camino hacia la consumación de la Independencia de México, lo que convierte al río en un testigo silencioso de aquel momento fundacional.

Naturaleza en transformación

Durante siglos, sus riberas cobijaron un ecosistema ribereño de álamos, nogales y nutrias, hoy casi extinto por la actividad minera, la presa La Fragua y la sobreexplotación del acuífero Allende-Piedras Negras. Lo que alguna vez fue un entorno verde y fértil, es ahora en gran parte un lecho seco, pero no exento de belleza.

Las zonas altas del río, menos impactadas, conservan tramos de agua estacional y una riqueza paisajística ideal para acampar, explorar y reflexionar. Aunque la vegetación y la fauna han sido mermadas, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) mantiene al área como una región ecológicamente prioritaria.

Un viaje diferente

Para los viajeros conscientes, el San Rodrigo representa una experiencia distinta:

  • Senderismo y fotografía en un entorno árido y austero.
  • Interacción con comunidades ribereñas como El Moral o La Agrícola, donde se vive una estrecha relación con el entorno.
  • Observación de esfuerzos de conservación, en un territorio declarado como Zona de Restauración Ecológica desde 2019, a pesar de los desafíos legales con empresas extractivas.

La mejor época para visitarlo es en primavera (marzo-abril) o después de lluvias otoñales, cuando el cauce puede recobrar algo de vida. Eso sí, es fundamental llevar agua, sombrero, protector solar y equipo adecuado, ya que no hay infraestructura turística y el calor puede superar los 30 °C.

Un punto clave en un recorrido mayor

Aunque en sí mismo el río puede parecer inhóspito para el visitante casual, es una pieza más en el mosaico cultural de la región. Desde el Paseo del Río hasta la Plaza de las Culturas en Piedras Negras, la zona ofrece opciones complementarias para un viaje de inmersión total en la frontera norte de México.

Refugio para el pensamiento

El Río San Rodrigo no presume de cascadas ni balnearios, pero sí de una esencia sincera: la de un lugar que obliga a detenerse, escuchar el viento, entender el impacto del ser humano en la naturaleza y reconocer los esfuerzos por revertir el daño. Ideal para quienes buscan autenticidad, conexión con el territorio y una dosis de introspección en medio del desierto.

Para más información o visitas guiadas, se recomienda contactar a colectivos como Amigos del Río San Rodrigo, dedicados a su restauración y defensa.