Durango guarda un tesoro natural que cada vez atrae más la atención de turistas nacionales y extranjeros: el Parque Natural Mexiquillo. Ubicado en el ejido La Ciudad, en el municipio de Pueblo Nuevo, este santuario ecológico de más de 13,400 hectáreas se alza como uno de los referentes del turismo de aventura y naturaleza en el país.
Con bosques de coníferas, cañones, túneles, cascadas, ríos y lagunas, Mexiquillo ofrece una experiencia inmersiva en plena Sierra Madre Occidental. Su estrella principal es la Cascada Mexiquillo, una caída de agua de 20 metros rodeada de pinos y rocas basálticas, ideal para fotografía, rapel o simplemente disfrutar del sonido del agua entre el verde profundo del bosque.

Otro de sus rincones más asombrosos es el “Jardín de Piedras”, una zona con gigantescas formaciones volcánicas de hasta 10 metros de altura, moldeadas por millones de años de erosión. No solo es un sitio fotogénico, sino también un escenario perfecto para caminatas, escalada o reflexión al aire libre.
Los túneles del antiguo proyecto de ferrocarril Durango-Mazatlán —una obra inconclusa del siglo XIX— aportan un toque misterioso y emocionante. Actualmente se pueden recorrer a pie, en bicicleta o en cuatrimoto a lo largo de la Ruta del Terraplén, una travesía de 14 kilómetros que cruza nueve túneles con longitudes que alcanzan hasta 1.6 kilómetros.
La oferta de actividades es tan amplia como diversa: senderismo entre barrancas, ciclismo de montaña, campismo bajo las estrellas, kayak en lagunas cristalinas, tirolesa sobre cascadas, rapel, cabalgatas y observación de flora y fauna. Las noches frescas, los cielos estrellados y la tranquilidad del bosque hacen que acampar en Mexiquillo sea una experiencia única.

El parque cuenta con zonas de campamento, cabañas rústicas, baños, renta de bicicletas, recorridos guiados y hostales económicos. Si bien la infraestructura es básica, los visitantes valoran la autenticidad del lugar. Se recomienda llevar ropa abrigadora, calzado adecuado, linternas, agua potable y provisiones.
Además de sus bellezas naturales, Mexiquillo tiene un impacto cultural y cinematográfico notable. Ha sido escenario de películas como Dragon Ball Evolution y clásicos del cine mexicano, gracias a sus paisajes dramáticos y casi irreales.
Quienes buscan una experiencia más profunda pueden extender su visita a lugares cercanos como Otinapa Sierra Camps, el mirador del Espinazo del Diablo, o el Pueblo Mágico de Nombre de Dios.
Mexiquillo no es solo un parque: es una puerta a la naturaleza más pura del norte de México. Un destino que, pese a ciertos desafíos logísticos, ofrece paisajes de postal y vivencias que se quedan grabadas para siempre.