Entre los bosques de la Sierra de Monte Alto se esconde uno de los secretos mejor guardados del turismo en el Estado de México: Jilotzingo, un municipio con raíces otomíes, herencia colonial y una riqueza natural que lo convierten en un destino ecoturístico ideal para quienes buscan aventura, tranquilidad y conexión con la tierra.
Con un nombre que significa “Donde se venera a Xilonen” (diosa del maíz), Jilotzingo honra su pasado indígena mientras apuesta por un futuro sustentable a través del proyecto VIVE JILOTZINGO, que promueve el turismo responsable con la marca local “XETI” (descubre, en otomí).


Un paraíso natural para el ecoturismo
Entre sus principales atractivos se encuentra la Presa Capoxi Miguel Hidalgo, perfecta para pesca, kayak o campismo familiar, y las Cascadas Hondón de Los Caballos, una joya escondida entre formaciones rocosas. También destaca la enigmática Peña de Lobos, con su halo de misterio y leyendas paranormales, ideal para los exploradores curiosos.
Jilotzingo forma parte del Parque Ecológico Otomí-Mexica (Zempoala-La Bufa), una reserva natural con senderos entre encinos, ocotes y oyameles, hogar de aves como cardenales y lechuzas. Para los amantes de la adrenalina, hay rutas para ciclismo de montaña, rappel, tirolesas, motocross y glamping, con opciones como el Campamento Las Manzanas o el Centro Recreativo Xote, que también ofrece hospedaje y gastronomía local.
Una tierra viva de cultura y tradición
En cada uno de sus pueblos —como Santa Ana Jilotzingo, San Luis Ayucan, Santa María Mazatla o Espíritu Santo— se respira una mezcla única de historia colonial y cosmovisión indígena. Sus parroquias son testimonio del mestizaje cultural que dio forma a esta región tras la conquista.
Los visitantes también pueden disfrutar de temazcales tradicionales, rituales con plantas medicinales, y de una gastronomía auténtica, basada en truchas, hongos, escamoles, gusanos de maguey, quelites, barbacoa y frutas como manzana, tejocote o durazno.
Turismo con conciencia
Aunque Jilotzingo enfrenta retos como la tala y la contaminación, el gobierno municipal impulsa proyectos que conectan a prestadores de servicios locales con el Registro Nacional de Turismo, buscando detonar una economía basada en la sustentabilidad. La alcaldesa Evelin Mayén ha promovido la protección ambiental y la participación comunitaria para que el turismo sea una herramienta de desarrollo social.
A solo media hora del bullicio capitalino, Jilotzingo ofrece una experiencia completa para quienes quieren desconectar y reconectar: con la naturaleza, con la historia, y con la esencia más profunda del México otomí.