Como guía turístico especializado en las muertes de Hollywood más destacadas, Scott Michaels está al corriente de la fascinación de los estadounidenses por el lado oscuro de Tinseltown.
Pero nunca vio algo parecido al furor desatado por el 50 aniversario del asesinato de la actriz Sharon Tate y otras cuatro personas a manos de Charles Manson.
«No tiene precedentes, de verdad. Jamás vi tanta fascinación», explicó en su museo de Los Angeles. «Hice tours adicionales, dos o tres por semana. El éxito es una locura».
Michaels lleva a sus clientes a Cielo Drive, la carretera arbolada y sinuosa sobre Beverly Hills donde la esposa del director Roman Polanski, Sharon Tate, embarazada de ocho meses y medio, fue apuñalada hasta la muerte el 9 de agosto de 1969.
El año pasado, uno de sus clientes fue el director de cine Quentin Tarantino, que se informó para su nueva película Había una vez en Hollywood, cuyo telón de fondo son los sucesos de Cielo Drive.
Los asesinatos aterrorizaron a Hollywood y coparon los titulares de todo el mundo.
Manson, retratado en su juicio como un joven solitario, loco por las drogas y con fascinantes poderes de persuasión, ordenó a sus devotos que llevaran a cabo asesinatos en barrios blancos ricos con el objetivo de desencadenar una guerra racial.
En la película, que intensificó el interés por una tragedia muchas veces descrita como un momento crucial en la historia de Estados Unidos -el fin de la era de la paz y el amor-, Margot Robbie encarna a la inocente y despreocupada Tate.
«Sharon era hermosa… Se convirtió en un símbolo verdadero del bien absoluto, mientras Manson era todo lo contrario», dice Michaels, quien fue acreditado como asesor técnico en la película.