Un desierto blanco de 800 hectáreas, moldeado por el viento y la historia geológica de un antiguo mar, se alza como una joya natural en el norte de México. Se trata de las Dunas de Yeso, ubicadas en el Área de Protección de Flora y Fauna de Cuatro Ciénegas, únicas en México y comparables únicamente con sitios similares en Nuevo México, Texas y Túnez.
El paisaje, compuesto por cristales de sulfato de calcio hidratado, se originó tras la evaporación del Mar de Tetis hace millones de años. Hoy, la zona conserva una arena blanca, suave y fresca incluso bajo el sol intenso, que invita a caminar descalzo mientras el viento esculpe caprichosas dunas de formas lunadas, parabólicas o de domo. Entre ellas destaca “El Castillo”, una duna icónica de 12 metros de altura, ahora protegida y restringida al acceso.
Pero no sólo su belleza natural atrae visitantes. Cuatro Ciénegas es considerado el «Galápagos mexicano» por su biodiversidad endémica: tortugas de bisagra, ratones canguros, correcaminos y plantas adaptadas al yeso habitan esta región desértica. Por su semejanza con el suelo de Marte, ha sido también objeto de estudios de la NASA.
Además de caminar entre dunas, los turistas pueden disfrutar de tours guiados, picnics al atardecer, recorridos fotográficos y observación de estrellas. Algunas agencias como Hacienda 1800 ofrecen experiencias románticas al atardecer por un costo aproximado de $2,300 MXN por pareja.
Cómo llegar
Las dunas están ubicadas a 18 kilómetros al suroeste del pueblo de Cuatro Ciénegas, sobre la Carretera Federal 30 rumbo a Torreón. El camino es de terracería pero transitable sin necesidad de vehículos 4×4. Ciudades como Monclova, Torreón, Saltillo y Monterrey están a entre una y cuatro horas de distancia. Desde la Ciudad de México, se puede volar a Monterrey o Torreón y continuar en auto o autobús.
Información útil
El acceso tiene un costo aproximado de $40 MXN por persona, más una tarifa opcional de guía local que varía entre $100 y $200 MXN por grupo. El horario de visita es de 10:00 a 17:00 horas, con variaciones estacionales. No hay servicios en la zona, por lo que se recomienda llevar agua, protección solar, ropa adecuada y una cámara.
Recomendaciones
Respetar las áreas protegidas, no dejar basura y seguir las indicaciones del guía son esenciales para conservar este ecosistema frágil. Las mejores épocas para visitarlas son primavera y otoño, evitando el calor extremo del verano.
Más allá de las dunas
Quienes visitan la zona pueden complementar su viaje con una parada en Poza Azul, Río Mezquites, las minas de mármol o disfrutar del vino local en Bodegas Ferriño, una de las más antiguas del país. También se pueden vivir festividades tradicionales como la Fiesta de San José (19 de marzo) o la Fiesta de la Uva (julio).
Las Dunas de Yeso no solo son un destino fotogénico, sino una experiencia sensorial y científica única en México. Un tesoro natural que invita a reconectarse con el planeta… o con otro.