Cada año, decenas de miles de jóvenes de Estados Unidos, Canadá y algunos países asiáticos llegan, por unos días, a las diáfanas aguas del caribe mexicano para celebrar el “spring break”, unas vacaciones que le dejan a la industria turística local millones de dólares y una ocupación hotelera casi total.
“Dado que prácticamente todos (los spring breakers) provienen del mercado norteamericano, se acogen a las disposiciones que Estados Unidos ha emitido y, por eso, es obvio la reducción”, se lamentó Marisol Vanegas, secretaria de Turismo de Quintana Roo, el estado donde se encuentran concurridos destinos como Cancún, Cozumel, Holbox, Playa del Carmen y Tulum.