Cumbre Tajín se realizará del 18 al 20 de marzo del presente año en Papantla, Veracruz.
Uno de los rituales más cautivadores y que se realiza en muchas partes de México, es el de los “Voladores de Papantla”, una expresión cultural rica en representación y tradición realizada por cuatro voladores y un caporal. Esta danza aérea es un suceso hipnótico para todo aquel que la observa, ya que no sólo se trata de técnica y valentía, sino de simbolismos en cada una de las partes del mismo, incluyendo la vestimenta, que juega un papel esencial dentro del ritual.
Con el fin de honrar a los dioses y pedir fertilidad para la tierra, un símbolo de vida, cinco hombres preparados desde su niñez en la Escuela de Niños Voladores del Centro de Artes Indígenas (CAI), ascienden de un poste o palo volador de 18 a 30 metros de altura para comunicarse con el padre Sol.
El integrante con más sabiduría, llamado “caporal” toca música tradicional desde la punta del mástil para representar el centro de la tierra y brindar ritmo a cuatro danzantes que realizan un descenso con 52 giros, sujetados de pies y cintura y con brazos extendidos.
Se trata de uno de los emblemas culturales más relevantes para el estado de Veracruz y sus comunidades originarias, no obstante, realizar esta fascinante ceremonia no sería posible sin la preparación espiritual y física, en donde cada integrante debe portar los símbolos de un honorable hombre pájaro.
La leyenda cuenta, que los danzantes oraban desde el punto más alto para que los dioses escucharan sus plegarias, así un día fueron llevados al cielo y después de un tiempo regresaron volando como aves, en ese sentido, para personificarlo todo danzante debe portar un gorro de tela roja, en forma cónica con un penacho multicolor que simboliza a un quetzal y los rayos solares del astro. Asimismo, esta especie de boina lleva un tocado adornado con flores, que representan la fertilidad en la tierra terrenal, y espejo redondo que figuran al sol, mientras que, en la parte trasera, a la altura superior de la nuca, deben caer largos listones de colores que simulan al arcoíris que se forman después de la caída de la lluvia.
Es fundamental que cada volador porte una prenda de manta blanca, que se usa principalmente como camisa de cuello amplio para recordar las raíces indígenas y después adornar en el cuello con un pañuelo o paliacate, una indumentaria que representa el mestizaje. El pantalón es una prenda que debe usarse en tono rojo, ya que representa la sangre de los danzantes muertos y la calidez del astro rey, en donde al final de las piernas se colocan flecos de seda amarilla o blancos y se calzan unos botines negros.
Algunas vestimentas portan un huipil rojo, una prenda que se coloca transversalmente del hombro a la cintura y que tradicionalmente se adorna con bordados de flores, animales y flecos de seda amarilla, además de contar con otro huipil que se sujeta a la cintura. Es importante señalar que, con un origen prehispánico, antiguamente el traje de un volador se realizaba con plumas de diferentes aves, pero fue después de la conquista de México que la vestimenta fue adaptándose a lo que es ahora.
Reconocida en 2009 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, la ceremonia ritual de los voladores se ha preservado hasta nuestros días y se trata de un espectáculo único que puede vivirse en el Festival Cumbre Tajín, evento que tendrá lugar del 18 al 20 de marzo, en el Parque Temático Takilhsukut, en Papantla, punto de encuentro para disfrutar de música, pintura, fotografía, danza, cine, gastronomía y lo mejor de nuestras raíces ancestrales, no te lo pierdas.