En el corazón del estado de Morelos, donde las montañas abrazan el cielo y el Popocatépetl se asoma en el horizonte, se encuentra Chalcatzingo, un destino que sorprende por su riqueza arqueológica, su tranquilidad rural y su conexión viva con el pasado. Este rincón del municipio de Jantetelco es mucho más que una zona arqueológica: es un encuentro con las raíces más profundas de la cultura mesoamericana.
Un pasado tallado en piedra
Chalcatzingo, con más de 2,500 años de historia, es una joya del periodo Preclásico Medio. Sus petrograbados y bajorrelieves –como el imponente “El Rey” o los misteriosos jaguares– no sólo son únicos en el altiplano central, sino también reflejo de una civilización sofisticada que conectó culturas desde el Golfo hasta el Valle de México.
El sitio arqueológico ofrece una experiencia íntima y profunda, alejada de las multitudes. Sus terrazas ceremoniales, su juego de pelota y su pirámide de base semicircular invitan a recorrer con calma un paisaje donde cada piedra cuenta una historia sagrada.

Cuexcomates: los guardianes del maíz
Parte esencial del paisaje cultural de Chalcatzingo son los cuexcomates, antiguos graneros construidos con barro, piedra y paja, que se erigen como símbolos de fertilidad, abundancia y sabiduría agrícola. Estas estructuras, que pueden alcanzar los 4 metros de altura, mantienen vivos los conocimientos ancestrales sobre el almacenamiento del maíz y otros granos, fundamentales para las comunidades rurales desde tiempos prehispánicos.
Actualmente, se proyecta la instalación de cuexcomates monumentales como arcos de bienvenida al pueblo, en un esfuerzo por reforzar la identidad cultural y convertir estos elementos en nuevos íconos turísticos.

Turismo ecológico, cultural y espiritual
A pocos pasos de la zona arqueológica se encuentra el Parque Ecoturístico Piedra Rajada, un oasis de tranquilidad donde los visitantes pueden hospedarse en cabañas rústicas, saborear comida tradicional preparada por habitantes locales y refrescarse en una alberca rodeada de naturaleza. El parque ofrece senderismo, visitas guiadas, áreas de acampar y vistas panorámicas del valle morelense, donde cactus, amates amarillos y jacarandas colorean el paisaje.
Durante el equinoccio de primavera, Chalcatzingo cobra vida como punto de encuentro para quienes buscan experiencias holísticas y espirituales, conectando el cuerpo y el alma con la cosmovisión ancestral de los pueblos mesoamericanos.
Sabores y hospitalidad auténtica
No hay restaurantes de lujo, pero sí una cocina con corazón: antojitos, barbacoa y platillos caseros servidos con una sonrisa. Aquí, la gastronomía es parte de la experiencia cultural y cada comida se disfruta como en casa.
Chalcatzingo, un destino con futuro
Con iniciativas comunitarias y el respaldo de instituciones culturales, Chalcatzingo busca convertirse en un Pueblo Mágico, apostando por un turismo sostenible que valore la historia, la naturaleza y la gente. La reciente repatriación del Monumento 9, el “Portal al Inframundo”, desde Estados Unidos, ha vuelto a poner a este sitio en el mapa arqueológico nacional.
Si buscas un lugar donde la historia no está detrás de vitrinas, sino en cada piedra del camino, Chalcatzingo es para ti. Un destino que combina misterio, belleza natural, autenticidad y profundo respeto por la memoria de un México ancestral.