Si buscas un destino donde puedas combinar el descanso frente al mar con experiencias llenas de adrenalina, Chachalacas es la elección perfecta. Esta playa veracruzana, situada a solo 46.5 kilómetros al norte del puerto de Veracruz, es uno de los secretos mejor guardados del estado y se ha convertido en el sitio consentido de turistas nacionales y extranjeros.
Chachalacas, en el municipio de Úrsulo Galván, ofrece un entorno privilegiado: playas de arena suave y oscura, oleaje moderado, un clima cálido y un ambiente relajado, perfecto para familias y aventureros por igual. Con una población de poco más de 1,200 habitantes, este encantador pueblo pesquero brinda hospitalidad auténtica, tranquilidad y precios accesibles.
Uno de los principales atractivos del lugar son las Dunas del Sabanal, un impresionante sistema de más de 550 hectáreas de formaciones arenosas que se extienden hasta el mar. Aquí, los visitantes pueden practicar sandboard, recorrer los caminos en cuatrimoto 4×4, volar en parapente, lanzarse en bungee o simplemente caminar hasta la cima para admirar las vistas panorámicas del litoral.
Las aventuras continúan en el agua: paseos en lancha y banana, motos acuáticas, y kayak en la Barra de Chachalacas, donde el río Actopan se une con el mar, crean postales únicas al atardecer. Para los más curiosos del mundo submarino, los arrecifes de La Punta y El Paseo de Juana, parte del Sistema Arrecifal Veracruzano, son ideales para practicar snorkel o buceo y observar coloridas especies marinas.
Además del turismo natural, Chachalacas invita a un viaje cultural a través de la zona arqueológica de Cempoala, a tan solo 12 kilómetros de distancia, donde los vestigios totonacas permiten imaginar la vida prehispánica en la región. Talleres de cocina, paseos por el río y áreas para acampar completan la oferta turística.
Y no se puede hablar de este destino sin mencionar su gastronomía basada en pescados y mariscos frescos, que se disfruta en los comedores locales, junto a la calidez inigualable de su gente.
Chachalacas, accesible por carretera o mediante transporte público desde Veracruz y Cardel, se posiciona como un destino ideal para quienes desean escapar del bullicio urbano y reconectar con la naturaleza, sin renunciar a la emoción y el descubrimiento.
Este paraíso veracruzano no solo ofrece experiencias, sino también memorias imborrables para quienes se atreven a explorarlo.