Sinaloa es un estado de contrastes y belleza profunda. Su territorio, que va desde las costas del océano Pacífico hasta las montañas de la Sierra Madre Occidental, puede apreciarse en todo su esplendor desde diversos puntos elevados que hoy se consolidan como atractivos turísticos imperdibles. Entre ellos destacan tres miradores que permiten descubrir, desde las alturas, la diversidad paisajística y cultural que define al estado: el Mirador del Crestón, el Mirador del Madroño y el Cerro de la Memoria

En Mazatlán, el Mirador del Crestón se ha convertido en una de las experiencias más impactantes para quienes visitan el puerto. Desde su mirador de cristal, los visitantes pueden contemplar el malecón, las Tres Islas, Olas Altas y el Paseo Centenario, además de observar el faro natural más alto del mundo, que se eleva a más de 150 metros sobre el nivel del mar. La experiencia se intensifica con la Farolesa, una tirolesa que cruza el Pacífico a 121 metros de altura y conecta con el Cerro del Vigía, ofreciendo un vuelo panorámico entre el azul del mar, la costa y las aves marinas.

En contraste con el ambiente costero, el Mirador del Madroño, en el municipio de Badiraguato, regala una experiencia de conexión profunda con la sierra sinaloense. Rodeado de montañas, bosques y aire puro, este mirador permite apreciar amplios horizontes y la majestuosidad del paisaje serrano. El sitio cuenta con áreas de descanso, espacios para fotografía y observación, así como cabañas que invitan a prolongar la estancia y disfrutar de caminatas al amanecer, cielos estrellados y un entorno ideal para el ecoturismo y el bienestar.

Al norte del estado, el Cerro de la Memoria se alza como uno de los puntos más emblemáticos de Los Mochis. En su cima se encuentra la estatua de la Virgen Reina del Valle del Fuerte, de 11 metros de altura, símbolo espiritual y cultural de la región. Este cerro ofrece una pista ciclista de 3.4 kilómetros, senderos para el ascenso a pie y la Pérgola, una explanada-mirador desde donde se obtiene una vista privilegiada de la ciudad y la costa sinaloense, integrando paisaje urbano y natural en una sola postal.
Los miradores de Sinaloa son mucho más que puntos panorámicos: son espacios que invitan a la contemplación, la aventura y el reencuentro con la naturaleza. Desde las alturas, el estado se muestra en toda su diversidad, consolidándose como un destino que ofrece experiencias auténticas para viajeros que buscan mirar el paisaje desde otra perspectiva.