Enclavado en las faldas de la Sierra Madre Occidental, a solo dos horas de Mazatlán y Culiacán, Cosalá es una joya que combina la historia minera y colonial de Sinaloa con una naturaleza exuberante. Fue fundado oficialmente en 1562, y su nombre, derivado posiblemente del náhuatl quetzalla o del vocablo indígena quetzala, significa “lugar de hermosos alrededores”, una descripción que encaja perfectamente con su paisaje y su gente.

Considerado el primer Pueblo Mágico de Sinaloa, Cosalá conserva el espíritu del México antiguo: sus calles empedradas, fachadas coloridas y banquetas altas cuentan siglos de historia. En su centro histórico —de trazo irregular o “plato roto”— el visitante puede disfrutar de paseos entre murales de guacamayas, paraguas multicolores y una atmósfera llena de tradición.
Entre sus joyas arquitectónicas destacan el Templo de Santa Úrsula, construido por los jesuitas alrededor de 1730, y la Capilla de Guadalupe, una de las edificaciones más antiguas del municipio. Además, el Museo de Minería e Historia guarda el testimonio de la época dorada en la que Cosalá fue uno de los centros mineros más prósperos del noroeste mexicano.

Cada diciembre, el pueblo se ilumina con la Noche de las Velas, una celebración única que llena de luz y devoción la capilla de la Virgen de Guadalupe, consolidando a Cosalá como un referente cultural y espiritual de Sinaloa.
Pero el encanto de Cosalá no se limita a su legado histórico. La Reserva Ecológica de Nuestra Señora es un paraíso para el ecoturismo, hogar de guacamayas verdes, senderos naturales y vistas panorámicas. Muy cerca se encuentra Vado Hondo, un oasis natural con pozas, cascadas y una de las tirolesas más grandes de México. Otras opciones de aventura son la Gruta México, ideal para el excursionismo, y la presa José López Portillo, perfecta para la pesca deportiva.
A tan solo 35 kilómetros, el antiguo pueblo minero Guadalupe de los Reyes ofrece un viaje al pasado con sus edificios coloniales de los siglos XVI y XIX.
En materia de gastronomía, Cosalá conquista con sus conservas de frutas —papaya, mango y camote— y su auténtica comida tradicional sinaloense. Sus artesanías en alfarería, bordados y talabartería reflejan la creatividad y orgullo de su gente.
Para quienes buscan descanso, el pueblo cuenta con hoteles coloniales y cabañas rústicas como Las Guacamayas, ideales para conectarse con la naturaleza. Los paseos nocturnos de leyendas, por su parte, invitan a conocer las historias y personajes que dan vida al alma de este rincón mágico.
Cosalá es mucho más que un destino: es una experiencia que combina historia, cultura y naturaleza, donde el visitante se transporta a otra época sin dejar de sentir la vitalidad de un pueblo que late al ritmo de su gente.