El Valle de Tehuacán-Cuicatlán, localizado entre los estados de Puebla y Oaxaca, es mucho más que un desierto: es un refugio de vida, memoria y adaptación humana. Con una extensión de 145 mil hectáreas, esta zona forma parte de la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán, declarada Bien Mixto de Patrimonio Mundial por la UNESCO el 2 de julio de 2018, gracias a su excepcional biodiversidad y riqueza cultural.
Una explosión de vida en medio del desierto
Pese a su carácter árido o semiárido, el valle es considerado la zona con mayor biodiversidad en América en su tipo, albergando más de 3,000 especies de plantas vasculares, de las cuales al menos 10% son endémicas. Entre sus paisajes más icónicos se encuentran los bosques de cactus columnares, hogar de 45 de las 70 especies de cactus columnares conocidas en el mundo, así como grandes biznagas utilizadas por culturas milenarias.

Además, especies como el jaguar, el guacamayo verde, el águila real y numerosos reptiles, aves e insectos, completan este ecosistema de importancia global.
Cuna de la agricultura y la civilización
El Valle de Tehuacán-Cuicatlán es también uno de los asentamientos humanos más antiguos del continente, con evidencia de ocupación que se remonta a más de 14,000 años. Aquí se domesticaron por primera vez plantas básicas para Mesoamérica como el maíz, frijol y calabaza, lo que convierte a este sitio en la cuna de la agricultura en el continente americano.
Sus habitantes crearon canales, terrazas agrícolas, cuevas habitadas, pinturas rupestres y códices popolocas, prueba de su sofisticación cultural y capacidad de adaptación al entorno extremo.

Sitios que no te puedes perder
- Jardín Botánico Helia Bravo Hollis (Zapotitlán Salinas, Puebla): Senderos interpretativos, cabañas rústicas y vistas impresionantes entre cactus gigantes.
- San Juan Raya: Un santuario paleontológico con fósiles marinos de millones de años y un entorno desértico de otro planeta.
- Museo de la Evolución (Tehuacán): Un recorrido educativo que conecta pasado geológico, arqueológico y biológico.
- Tehuacán el Viejo: Zona arqueológica que revela la vida de los popolocas y los primeros agricultores del continente.
Sabores del semidesierto
La cocina local es otro de sus grandes atractivos. No te vayas sin probar el mole de caderas, preparado con chivo y rituales que datan de la época virreinal, o los tradicionales muéganos y el pan de burro, joyas de la repostería popular de Tehuacán.
El Valle de Tehuacán-Cuicatlán es un ejemplo de cómo la vida florece en las condiciones más adversas, ofreciendo un paisaje único, una historia milenaria y una biodiversidad sorprendente. Ideal para turismo de naturaleza, arqueología, gastronomía y aventura, este sitio representa el alma del sur de México en su estado más puro.