La Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, en el noroeste de Sonora, no es solo una de las áreas protegidas más espectaculares de México, sino también uno de los paisajes más extraordinarios del mundo. Declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2013, esta región única de más de 714 mil hectáreas invita a viajeros intrépidos a descubrir un universo de volcanes dormidos, cráteres majestuosos, dunas que rivalizan con las del Sahara y una biodiversidad que desafía al desierto.
Ubicada entre Puerto Peñasco y la frontera con Arizona, la reserva ofrece experiencias que van desde caminatas por el borde del cráter El Elegante hasta noches bajo la Vía Láctea en las dunas del Gran Desierto de Altar. Este rincón del planeta también guarda un legado espiritual y cultural invaluable: es tierra sagrada para los Tohono O’odham, guardianes ancestrales del Pinacate, la “montaña sagrada”.
Los visitantes pueden recorrer senderos interpretativos, practicar sandboarding, observar especies únicas como el monstruo de Gila o el borrego cimarrón, o maravillarse con la inmensidad de las dunas activas. El Centro de Visitantes Schuk Toak, ejemplo de arquitectura sustentable, ofrece una inmersión didáctica y visual al ecosistema y cultura local.
Accesible en vehículo alto desde Puerto Peñasco, este destino exige respeto, preparación y conciencia ecológica, ya que sus condiciones extremas y su frágil equilibrio natural lo convierten en un verdadero santuario natural. Sin duda, El Pinacate no es solo un viaje, es una experiencia transformadora: el silencio absoluto, la vastedad del paisaje y la conexión con lo esencial nos recuerdan nuestro lugar en el universo.
Prepárate, lleva agua, cámara y espíritu aventurero. El desierto más biodiverso del mundo te espera.